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El talento ejecutivo al alcance de todos (Carmen Román Reche)

23-09-20

Escrito por admin

Emprender un proyecto empresarial nunca se ha presentado fácil, ni ahora ante un entorno tan cambiante ni hace veinte años… Es en ese momento cuando se despierta esa voz interior encargada de generarnos dudas, incertidumbre, miedo al fracaso y bloqueo ante cualquier adversidad. Por si esto fuese poco, nunca nos faltará ese consejo de alguna persona cercana, que con su mejor intención intentará quitarnos de la cabeza esa idea argumentando que no hay necesidad de afrontar tantas dificultades, y que es mejor apostar por otro tipo de puesto que nos aporte esa estabilidad y seguridad que todos anhelamos. Pero la realidad es bien distinta, la economía de una región la genera el tejido empresarial, los autónomos, pequeñas y medianas empresas que afrontan el día a día con entereza para sacar su proyecto adelante como si de un hijo se tratase.

Todo este paisaje se complica aún más cuando esa actividad se quiere desarrollar en el medio rural. Esa “España vaciada” de la que tanto se habla pero que no está vacía por casualidad sino porque las condiciones se vuelven aún más inhóspitas y más infranqueables.  Precarias comunicaciones, insuficientes servicios, medios limitados y lo más importante y que es el pilar fundamental de cualquier empresa, escasos recursos humanos.

Cualquiera diría que en el medio rural no hay talento, pero afortunadamente esto no corresponde con la realidad. Objetivamente del medio rural han salido muchos jóvenes con grandes capacidades pero que no han encontrado en él un medio de vida digno y que han considerado más conveniente buscar un porvenir en la ciudad o incluso en el extranjero.

El mundo rural agoniza y es ahora más que nunca cuando los que aun permanecemos en él debemos apostar sin vacilación por un desarrollo sostenible y viable.

No queremos ser museos vivientes, no queremos ser los mejores guardianes de las tradiciones ni de la sabiduría popular, queremos gestar territorios llenos de oportunidades donde poder crear empresas sostenibles, innovadoras, competitivas, y que sean inspiradoras para nuestros jóvenes.

Cuando la empresa es pequeña y ha nacido más bien con el propósito del autoempleo, los recursos humanos externos están en un segundo plano, no es una prioridad que perseguir; la dificultad surge cuando las empresas crecen y quieren dar un salto cuantitativo a una mayor profesionalización o ámbito de actuación y necesitan una estructura de personal que difícilmente se encuentra en un entorno de mil habitantes.

Ante la dificultad para encontrar talento y perfiles muy específicos en entornos tan despoblados, surge la necesidad de reinventarse. Este término que en estos días retumba constantemente en nuestras mentes por la situación actual, en zonas con escasos medios ha debido de implantarse como un modo de vida o más bien de supervivencia.

Es aquí donde cobran especial importancia nuevas profesiones y nuevas formas de concebir las relaciones laborales y profesionales. Frente a la complejidad para seleccionar perfiles que puedan aportar ese impulso a la empresa y que además quieran fijar su residencia en él por cercanía al puesto de trabajo, una solución inteligente es recurrir a perfiles que ejerzan de directivos de transición o Interim manager.

El Interim manager aporta un gran bagaje en talento tanto directivo como ejecutivo. Uno de sus principales objetivos es adaptarse siempre a las necesidades de la empresa actuando en los ámbitos prioritarios, desde pequeños proyectos específicos que supongan esa mejora continua hasta cambios más profundos de reestructuración organizativa que supongan desafíos más disruptivos y para los cuales la dirección de la empresa debe estar totalmente en consonancia y predispuesta.

Es con esta aleación de circunstancias donde entra en acción la vocación de servicio de un buen Interim manager, profesional que con compromiso y responsabilidad aporta sus conocimientos, pero por supuesto, siempre de forma objetiva para conseguir la excelencia a través de constantes procesos de mejora.

No hay que olvidar que una de las grandes riquezas del ser humano es la experiencia, tanto personal como profesional y que está compuesta en un porcentaje muy elevado por enseñanzas adquiridas a fuerza de “ensayo y error”, sin duda el mejor método para que ese aprendizaje no se olvide, pero sin duda también, el más costoso para las empresas cuando se trata de acometer nuevos retos.

¿Y qué tal si aprovechamos esa experiencia para generar un gran valor añadido con la transferencia de conocimiento?

Sea cual sea la propuesta de valor del Interim manager, esta tiene un trasfondo mucho más importante y enriquecedor que quizás a priori no se percibe y es efectivamente, la formación del equipo humano ya existente en la empresa. Esta transferencia de conocimiento no solo permite optimizar al máximo los recursos ya disponibles, sino que también logra que el personal se sienta partícipe en una gran compañía y a su vez revalorizado y realizado profesionalmente.

Obviamente, el directivo que se rodea de personas mediocres para resaltar su valía lo convierte en otro mediocre. Un gran directivo es aquel que es capaz de reconocer que su equipo lo supera con creces, es entonces cuando puede presumir de estar haciendo bien su trabajo.

Sin duda, el Interim manager es una realidad que forma parte ya de las grandes transformaciones que están llegando al mundo laboral y de las nuevas formas de empleo que se nos avecinan donde una sociedad cada vez más digitalizada nos demanda nuevas dinámicas que mejoren la calidad de vida de todo el equipo redundando de esta forma en mejoras sociales, económicas y medioambientales.

Entramos en una era de abrir espacios de trabajo y derrumbar jerarquías, donde el liderazgo colaborativo se contemple como una gran oportunidad para reclutar y mantener a los mejores talentos y no como una amenaza para nadie; donde la ventaja competitiva frente a otras empresas se mida en motivación, compromiso, dinámicas de grupo, perspectivas colectivas… y donde nuevos estilos colaborativos encajen como piezas de un gran engranaje que permitan a las empresas evolucionar hacia organizaciones humanamente fortalecidas y estratégicamente sostenibles sea cual sea su origen.

 

Carmen Román Reche. Crisara, Chirivel.