Hace ya más de un mes comenté que estaba con la lectura de “Esencialismo (logra el máximo de resultados con el mínimo esfuerzo)” de Greg McKeown, tratando de convencerme que no se puede decir que sí a todo (o sí por defecto). Aquí os dejo enlace: ¿si a todo?
También comenté que “en un par de semanas os contaría” sobre su lectura. Voy tarde. Y es que,… no se puede decir que sí a todo. La consecuencia: algo dejas de hacer o no lo haces en el tiempo que esperabas. Aquí un ejemplo.
A continuación, os dejo cinco trallazos de su lectura. Ahí va la serenata:
- No digas que “sí” a todo (tampoco digas que “no” a todo)
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- Aprende a decir que no firmemente y con gracia.
Establece reglas por anticipado y fronteras …
- No digas que “sí” por defecto.
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- Toma decisiones por diseño en lugar de por defecto.
- Decir que sí a una oportunidad requiere decir que no a otra(s)
- Pide una segunda opinión neutral.
- Eh… ¡¡que no estás solo/a!!
- Eh… ¡¡que no estás solo/a!!
- Cuando planifiques una tarea (o proyecto), añade una holgura del 50% al tiempo que piensas que puedes hacerlo
- El autor se refiere a ello como “evita caer en planificar la falacia” o darle cabida al error o el imprevisto. O, ¿es que siempre salen las cosas como esperábamos?
- El autor se refiere a ello como “evita caer en planificar la falacia” o darle cabida al error o el imprevisto. O, ¿es que siempre salen las cosas como esperábamos?
- En este caso no hablamos del Mínimo Producto Viable, sino del Mínimo Progreso Viable:
- Respóndete a esta pregunta: ¿cuál es el mínimo progreso que hace que una aportación sea útil y valiosa para la tarea esencial que tratamos hacer?
- Respóndete a esta pregunta: ¿cuál es el mínimo progreso que hace que una aportación sea útil y valiosa para la tarea esencial que tratamos hacer?
En definitiva, no te descubrirá nada nuevo. Pero te recordará algunas preguntas que no te quieres hacer habitualmente o que no quieres responderte.
Nono