En un mundo más conectado; ¿estamos (paradójicamente) empobreciéndonos personalmente?, ¿estamos renunciando a relaciones?, ¿nos estamos quedando solos/as?
Pues dice Buyng-Chul Han que “…hoy nos comunicamos de forma compulsiva y excesiva. La política y economía de la atención (y del “like”) contribuyen a la desaparición del otro y solo nos lleva al ego (…). La hipercomunicacion digital, la conectividad ilimitada, no crea ninguna conexión, ningún mundo”
¡Anda! Otro molestando…
Por otra parte, añade, hemos pasado de usar las manos a sólo usar los dedos. De lo analógico a lo digital. Hemos dejado de hacer, actuar (sentir, palpar) a esconderse detrás de los pulgares (que dan golpecitos a una superficie plana y amable: el móvil). De las cosas a las “no cosas”. Hemos perdido esa realidad presente de las cosas (un libro por ejemplo, un disco, …). Algo que manipular, algo que nos recuerde a alguien,…
En definitiva, corremos el riesgo de “expulsar al otro” y solo poner oídos, y pulgares hacia arriba a lo mismo, a lo idéntico a mí. O yendo aún más lejos, solo a uno mismo.
Recomendamos “No cosas” y “La Expulsión del Otro”. Particularmente la primera. No para enfadarse. Sino para pararse un poco y simplemente escuchar a otro. Y que cada cual interiorice lo que le mueva. Habla de la importancia de las COSAS y de las PERSONAS.
Pongámoslo en positivo y observémonos. Personalmente, lo he encajado muy bien. Distinto será si logro deserendar la madeja clásica: “Niño, deja ya la Tablet” + Recomendando publicación LInkedlin+ whatsaap ardiendo + tu pareja intentando decirte…”. En todo caso, muy agradable de leer… Ha sido mi particular Cuento de Navidad.