Esta imagen puede describir mi relación con el delicado mundo de fijar objetivos y cómo medir lo bien o mal que lo hacemos. Es como montar en una atracción de feria.
Ayuda contemplarla desde fuera, por una vez.
En la primera subida, se escucha un crujido mecánico que hace que subas a golpe de pequeños impulsos. Se puede hasta conversar con el de al lado conforme avanzas (si es que no vas solo/a). Anticipas mentalmente algunas de las bajadas pronunciadas que se llegan a ver. Luego descubres que ni por asomo viste todas venir. Cuando te aproximas a la primera pendiente, te arrepientes del camino hecho, pero ya no hay vuelta atrás. Comienza el vertiginoso descenso y maldices el momento en que iniciaste el viaje.
En esta ocasión, vamos a abordar el proceso mental (individual o colectivo) de intentar diseñar un buen sistema de objetivos. Que responda a:
- ¿qué nos puede traer mejores resultados para la empresa?
- ¿qué puede mover a la gente?
- ¿qué nos hace mejorar?
- Y ¿cómo hacer que todo el mundo esté contento?
Acotándolo más aún, como primera vuelta en la atracción, os traslado lo que he subrayado más grueso leyendo “Mide lo que importa” de John Doerr, que va de cómo cambiar el mundo con los OKRs.
Ya habrá tiempo de dar más vueltas. De momento os describo los “sube bajas” que se pueden experimentar en la primera vuelta:
- Cuesta arriba: Vende tu idea. Persevera.
- Cuesta abajo: Pide ayuda y gana aliados
- Cuesta arriba: identifica que es lo importante
- Cuesta abajo: nada nos mueve más que un deadline. Una llamada a la acción.
- Cuesta arriba: mide los avances
- Zona de Curvas: no te olvides de hablar con el equipo. Da un feedback y reconoce el avance.
- Bajando la velocidad y parte final: haz una fiesta con tu equipo.
¡Ya daremos más vueltas!