Tenemos un buen comienzo: “Sé que no te va a gustar lo que te voy a decir…Pero tenemos que hablar de Riesgos.”
Cómo le dices esto a alguien con el que te acabas de comprometer, comenzar una relación o iniciado un proyecto (personal o empresarial). Mejor lo dejamos para más tarde.
Tenemos un gran proyecto: “Tenemos que hablar de Riesgos. Ya sé que no te gusta pero…”
Cómo le dices esto a alguien que está dedicando horas y esfuerzo en construir un proyecto, que está consiguiendo que crezca y que sea sostenible. No podemos fallar. Me arriesgo.
Tenemos una gran empresa: “Va y me viene y me habla de gestión de riesgos…”
Viene un consultor de no sé qué empresa y le dice que hay que gestionar los riesgos y otras muchas palabras que no acaba de entender y que está obligado a no sé qué.
Pum!: “Tenemos Riesgos”
Y viene y me dice que por qué nunca hemos hablado de los riesgos
Pues seguramente nunca le dije, porque no era el momento. O que sólo se me ocurría hacerlo desde el miedo … como diciendo “que viene el lobo”.
Esta secuencia no es real. O simplemente puede que no ocurriera. Como los riesgos. Puede que no ocurra que … De hecho, se dice que los riesgos se miden cruzando su probabilidad de ocurrencia por el impacto que provocan cuando sobrevienen. Ves otra vez me estás complicando…
Naturalicemos el riesgo, y hablemos de él. Ponle nombre e idea una respuesta proporcionada. Respuesta proporcionada significa que midas tu respuesta al riesgo… Esta es la escala:
Lo aceptamos, trabajamos para mitigarlo, que te ayuden terceros a gestionarlo (contratos, seguros, cesión a terceros…). Y si es aún más grande, dedícale tiempo, trabaja para evitarlo, toma medidas preventivas y cambia lo que sea necesario.
Espera. Comienza por aquí. Riesgo es, según la RAE, “la contingencia o proximidad a un daño”. ¡Qué gracia cómo lo definen!. Contingencia es una “cosa que puede suceder o no suceder”.
Mejor quédate con esta imagen. El origen etimológico de la palabra riesgo viene de “Risco”. Que es un peñasco alto que puede que se caiga en el justo momento en que tú pasabas por ahí.
¡¡Que peñazo he soltado!!!
Nota final: Con esta –>, hemos dicho la palabra “riesgo(s)” TRECE veces. 13.